La fiesta de los Empalaos es un rito de penitencia donde los Empalaos representan el Vía Crucis reocrriendo las calles de la localidad de Valverde de la Vera, decididos a ello por una promesa. Sobre sus hombros desnudos se les coloca un timón de arado, que le sirve de cruz, y que sujeta a sus brazos mediante multiples vueltas de una gruesa soga de esparto que recorre su pecho desnudo. La parte inferior de la vestimenta consiste en una enagua blanca de mujer. Desde la mitad de sus brazos cuelgan tres vilortas, a cada lado, que rompen el silencio de la noche. Igualmente de sus brazos pende una toga. Tras su nuca se cruzan dos espadas a modo de aspa. Su rostro se cubre con un velo blanco para respetar su anonimato y en su cabeza lleva una corona de espino. Caminan descalzos. Le acompaña el “Cirineo” que va cubierto por una manta y alumbra su caminar con un farol de aceite. Las mujeres cumplen su promesa como nazarenos.
Se cree que este festejo data del siglo XVI, con la existencia de la Cofradía de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que mas tarde pasaría a llamarse “Los Empalaos”. Esta antigua cofradía tenía entre sus actos de penitencia aquellos de signo disciplinario que eran realizados por los Hermanos de la Disciplina y que pasaron a llamarse “Empalaos”. Los Hermanos de la Luz se encargaban de acompañar al penitente, papel que actualmente es representado por el “Cirineo”.
A las 12 de la noche del Jueves Santo salen los distintos Empalaos, de manera individual y desde secretos lugares. A partir de ahí recorrerán descalzos las catorce estaciones del Vía Crucis por de las empinadas y empedradas calles de la localidad. Siempre el Empalao estará acompañado por el “Cirineo”, que porta un farolillo de aceite. Cuando dos Empalaos se cruzan en sus caminos, se arrodillan uno frente al otro en señal de respeto.